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martes, 2 de diciembre de 2014

Viva México querido... y herido

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Biblioteca Digital Telmex
La frase la dijo un compañero en el que fue el sexto día del Laboratorio Iberoamericano de Innovación Ciudadana (vamos ya por el noveno, comenzó la cuenta atrás) para zanjar una situación que, aunque intrascendente teniendo en cuenta el contexto, a Feliciana (y por veces a Desesperación, y a Furibunda, otra hermana que aún está por salir) le sigue pesando en el cuerpo y en el corazón.

Biblioteca Digital TelmexRodeados de guardias de seguridad, uniformados y sin uniforme, el viernes los cerca de cien promotores, colaboradores y organizadores implicados en el evento tuvieron que enfrentarse con la directora de la Biblioteca Digital Telmex, el centro que ha estado brindando el espacio y el apoyo técnico durante todos estos días, para debatir una cuestión que afecta de raíz a la propia presencia del grupo en la ciudad de Veracruz: la libertad de expresión y la posibilidad de que uno mismo, el vecino o aquel de quien no se conoce ni el rostro –y con quien no se tiene que estar de acuerdo, por cierto– puedan ejercer su libertad de expresión.

El escenario lo había elegido el grupo con cuidado unas horas antes, reunido en asamblea en el comedor del hotel donde se aloja. Tenía que ser fuera de las instalaciones de Telmex, un lugar donde de repente parecían no ser bien recibidos, sentados en el suelo para no intimidar por su número –acordaron no elegir representantes porque todos querían estar presentes y tener voz– y en una especie de anfiteatro griego o romano que, pese a ubicarse en un centro comercial de las afueras, un lugar en el que la única luz es la de neón, parecía conservar el sentido original de lugar para el encuentro y la comunicación. La guardia privada y la falta de diálogo –que no de palabras suaves– diluyó un poco estas buenas intenciones iniciales. Y le dejó a Feliciana –que se pasa con el felicianismo hasta cuando lo rebaja a su mínima expresión, vaya bofetada de realidad – un mal cuerpo que no logra quitarse de encima.

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Horas antes, en el desayuno, Feliciana y sus compas conocían que la dirección del centro se había sentido molesta por los carteles colgados por algunos de los participantes en el Labic. Carteles referentes a la mundialmente conocida desaparición de 43 jóvenes estudiantes del Estado de Guerrero y la movilización posterior contra la impunidad de este tipo de crímenes a lo largo y ancho del país.
 
Biblioteca Digital TelmexPor poner un poco en situación, la Biblioteca Digital Telmex, vinculada al grupo de telecomunicaciones Telmex, está ubicada en el centro comercial "Plaza" Nuevo Veracruz y es "un centro de conocimiento e innovación educativa" que ofrece acceso gratuito a Internet y equipos a grupos de escolares y a la población en general. Hasta donde ha podido ver Feliciana, es un lugar bastante estricto en cuanto a su funcionamiento donde no está permitido tomar fotos, ni colgar carteles, ni comer o beber salvo en determinados espacios... espacios que no invitan al encuentro o el diálogo, según el sentir de Feliciana.

Biblioteca Digital TelmexDiariamente todos los participantes en el Labic deben escanear varias veces sus identificaciones y equipos (como ha dicho algún compañero irónicamente "para no robarnos a nosotros mismos"), si bien algunas de estas normas se han relajado durante la estancia del grupo, incluyendo la de tomar fotos y la de fijar carteles en las cristaleras del centro.

Biblioteca Digital TelmexPoco a poco, promotores y colaboradores han ido cubriendo los muros que los separan de las "calles" del centro comercial –dando intimidad, según considera Feliciana– con un collage colorido que incluye los planes de trabajo para los siguientes días, las ideas que van surgiendo, los esquemas de cada proyecto y las diferentes invitaciones a la participación de otrXs compañerXs.

Nada de esto molestó el domingo. Tampoco el lunes. Ni el martes o el miércoles. Hasta que el jueves a alguien se le ocurrió colgar el cartel que encabeza este post y con esa frase tan bonita, "quisieron enterrarnos pero no sabían que éramos semillas" pasó algo que a Feliciana la emociona profundamente, y es que otros también usaron el espacio para expresar su inquietud por el tema y añadieron a esa crítica poética una noticia tomada del periódico y un número 43 escrito con rotulador en un folio.

Y con ese número 43 prendió la mecha. Entonces se retiraron de las cristaleras todos los planes de trabajo para los siguientes días. Todas las ideas que iban surgiendo. Todos los esquemas. Todas las invitaciones a la participación de otrXs compañerXs.

Al parecer surgió la preocupación por que las fotos de aquello se subieran a las redes sociales. Se hicieron llamadas a instancias superiores. Y por un momento pareció estar en cuestión la permanencia del grupo en el centro. Y, por un momento también, pareció estar en cuestión el interés del propio grupo por permanecer en un lugar que no tolera ni la demanda más básica, que es el derecho a la vida y a que se persiga a quienes atentan contra ella.

Biblioteca Digital TelmexTras largas horas de asamblea, en la que quien quiso expresó su opinión, se acordó una reunión con la persona responsable de hacer una montaña de apenas un par de folios escritos a mano. Además de buscar la horizontalidad, se acordó pedir una explicación por lo sucedido y unas disculpas por haber manipulado sin consentimiento los trabajos expuestos. Y también, entendiendo que quien toma este tipo de decisiones no siempre lo hace en conciencia sino por presiones o por miedo, la idea de elaborar un documento en el que se eximiera de responsabilidad al centro por las opiniones expresadas.

Biblioteca Digital TelmexCuatro días más tarde, Feliciana cree que no se ha entregado tal documento. Las disculpas en cambio sí se obtuvieron, ese mismo día, pero sin el sentir ni el compromiso que hubieran esperado los miembros del grupo. Como explicación obtuvieron algo así como que las cristaleras no eran el lugar indicado para manifestar opiniones políticas. Que la biblioteca es una empresa de Responsabilidad Social Corporativa – un post aparte quizás merecería este punto– y que como tal no puede vincularse con opiniones políticas. ¡Ah! Y que el grupo era bienvenido a expresar sus opiniones – ¡por favor! – siempre que fuera en otro tipo de soportes.
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A Feliciana, y a otras personas acostumbradas a vivir con un poco más de libertad, se les han ocurrido mil formas de darle la vuelta a una excusa tan infantil y volver el asunto en contra de quien lo provocó. Pero ni Feliciana ni esas personas viven en México, un país en el que 88 periodistas han sido asesinados y otros 18 han desaparecido entre el año 2000 y finales de 2013 según Reporteros sin Fronteras... parece que algunos de ellos en Veracruz.

Las personas que sí tienen que vivir en ese país luego, con unas cervezas y escuchando los lindísimos sones jarochos en el malecón , se sinceraron con Feliciana y le contaron cómo se les rompe el alma casi a diario con la violencia que sacude su tierra. Y cómo, casi a diario también, sigue habiendo quien se levanta por motivos bastante más serios que un par de folios escritos con rotulador.  Y eso Feliciana lo respeta y le produce un sentimiento de profunda solidaridad. Y una tristeza que estos días, mascando las palabras... y escribiéndolas, y tachándolas y reescribiéndolas... apenas es capaz de expresar.

Biblioteca Digital Telmex
Ubicación: Heroica Veracruz, Veracruz, Mexico

3 comentarios:

  1. Siempre he pensado que el periodismo está para contar realidades pero que eso sólo es posible cuando a la palabra se le añade algo de lo que aquí se habla: sentimiento, emoción, solidaridad... porque "todos somos 43". Un abrazo, Feliciana.

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  2. Gracias por ese abrazo a la distancia... no veas la falta que m3 hace ahora mismo!

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